Cuando la máscara se cae...

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Después de tanto, tras todo lo vivido, ambos creíamos conocernos como nadie jamás supo ni pudo; sin embargo a día de hoy aún somos dos extraños, dos enmascarados entre la niebla que bailamos en estrépito frenesí hasta desfallecer en el fuego maldito que nos destruye conforme más lo alimentamos.


Y así, ignotizados por la música que envuelve lo más oscuro de nuestros corazones, inspirados por la belleza del idílico paraje que es para nosotros la penumbra en la que nos encontramos, donde el único brillo que no se confunde entre las sombras es el reflejo de tus ojos en los míos y de los míos en los tuyos, somos tú y yo. Quiénes somos no lo sé, solo sé que entonces la plenitud irradia como el Sol más ardiente que jamás pudimos observar a causa de nuestra propia oscuridad y nuestro ángel de música, el único que nos persigue salvándonos de las condiciones de nuestra sensibilidad alejándonos más allá del espacio y del inombrable Tiempo aparece cuando le dejan.



'Lo único que importa es cuando la máscara se cae'



Y así malditos por la desesperanza encontramos un punto de apoyo dentro del escenario movedizo y peligroso en el que aparecimos, notamos como el suelo se tambalea, comprendemos que jamás estaremos seguros, que jamás podremos decir nunca, que jamás podremos decir siempre.



Y el dolor se convierte más fuerte y vagamos al fin entre unos acordes distraídos al son del vaivén de un violín descorazonador que permanece activo, impasible, destructor, acabando con lo único sólido a la vez que efímero de nuestro viaje por los terremotos sentimentales que nos asedian tomando por rehén al tiempo y como único rescate, nuestros corazones.




"Hoy no le temo al fuego, pero sí a las cenizas."

Navegando hacia el infinito...

- ¿Crees que nuestro amor nos sacará de aquí juntos?
- Creo que nuestro amor puede hacer todo lo que nos propongamos...



(Suspiro)



Soñando soñé que me adentraba en el mar, lentamente caminaba por la orilla mientras las olas que llegaban a puerto se acercaban a mí agradeciendo mi presencia, cómo quien espera al bajar de un tren, encontrar al otro lado de la estación a dicha persona especial que le recuerde por un momento que todo es real.

Así poco a poco, fuí avanzando hacía el interior, las olas más grandes impactaban contra mí de manera poco acogedora, pero aún así, a pesar de que sabía que...






Seguí y de repente vi que ya mi estancia se hacía más cómoda conforme más avanazaba, ya las olas no iban contra mí sino conmigo, ya no me empujaban hacía la salida, ahora comulgábamos en dulce armonía, fundiéndonos en el mismo elemento.
Ahora me invitaban a entrar más adentro... y yo como ignotizada por aquellos colores azules jamás vistos, aceptaba sin dudarlo, sin importar nada más que estar contigo, arriesgándo, sin pensar lo difícil que sería después salir de allí, aquello no ocupaba ningún lugar en mis pensamientos.



Sólo estaba presa del deseo de seguir amándote apasionádamente...




Y ahora, te das cuenta de que estás muy lejos de la orilla, vislumbras la necesidad de salir, el agua salada te daña los ojos y lo ves claro.
Ahora las olas que permanecían en calma, toman su estado de origen, te zarandean, te empujan, te llevan, eres su presa, mordiste el anzuelo como el pez más desconcertado del mar...



Ahora, ¿cómo salir? ...



Como muy bien dice mi querido Nietzsche: Estamos más enamorados del deseo que del objeto deseado.

Que cual hoy por ayer, por hoy mañana...

Un mundo, una hora, un lugar, una pantalla aburrida...


Tic-tac


Una canción de las que hacen estremecer, de las que hacen evocar imágenes y noches, de las que hacen resurgir de lo más profundo los sentimientos más adormecidos por el paso del tiempo, pero los más apasionantes...


Era la última noche, sí, así de colosal se presentaba...
Sin más apareciste en aquel bar, cuál fue mi sorpresa al levantar mi mirada y...




(Silencio)





Hoy intento reflejar ese brillo, esa luz, esa magia que aparecía por primera vez en mi vida, donde acostumbra más bien a contribuir otro tipo de elementos, entre la niebla y la nostalgia.



( ....... ) Borrar.


¿Qué pasa?.
-No puedo.




Y me enzarzo en mi particular monólogo, ese que nadie entiende, ese que me aparta del mundo, que me hace caminar por calles jamás pisadas.

El camino se hace al andar.

Sí, ese camino que me mantiene aislada en mi pequeño rincón, donde unas notas de música se acercan tímidamente en busca de un ente solitario dispuesto a escuchar, dispuesto a sentir; donde unos libros se convierten en el mejor rival del tiempo; donde el bolígrafo que antes permanecía siempre al lado, ahora parece alejarse minuciosamente sin hacer ruído, de puntillas, porque teme secarse con tanto alboroto y confusión...



Hoy me arrastro a tu mirada, a esos eternos momentos de paraíso azul oceánico... y... no quiero olvidarlos jamás.



El tiempo... cruel enemigo, tú que aletargas mis recuerdos como si de trazos de un boceto emborronado se tratase. Impasible, invencible... si ya lo aventuraba mi querido Bécquer:




Cuando volvemos las fugaces horas
del pasado a evocar
temblando brilla en sus pestañas negras
una lágrima pronta al resbalar.

Y al fin resbala y cae como gota
del rocío, al pensar
que, cual hoy por ayer, por hoy mañana,
volveremos los dos a suspirar.