- ¿Crees que nuestro amor nos sacará de aquí juntos?
- Creo que nuestro amor puede hacer todo lo que nos propongamos...
(Suspiro)
Soñando soñé que me adentraba en el mar, lentamente caminaba por la orilla mientras las olas que llegaban a puerto se acercaban a mí agradeciendo mi presencia, cómo quien espera al bajar de un tren, encontrar al otro lado de la estación a dicha persona especial que le recuerde por un momento que todo es real.
Así poco a poco, fuí avanzando hacía el interior, las olas más grandes impactaban contra mí de manera poco acogedora, pero aún así, a pesar de que sabía que...
Seguí y de repente vi que ya mi estancia se hacía más cómoda conforme más avanazaba, ya las olas no iban contra mí sino conmigo, ya no me empujaban hacía la salida, ahora comulgábamos en dulce armonía, fundiéndonos en el mismo elemento.
Ahora me invitaban a entrar más adentro... y yo como ignotizada por aquellos colores azules jamás vistos, aceptaba sin dudarlo, sin importar nada más que estar contigo, arriesgándo, sin pensar lo difícil que sería después salir de allí, aquello no ocupaba ningún lugar en mis pensamientos.
Sólo estaba presa del deseo de seguir amándote apasionádamente...
Y ahora, te das cuenta de que estás muy lejos de la orilla, vislumbras la necesidad de salir, el agua salada te daña los ojos y lo ves claro.
Ahora las olas que permanecían en calma, toman su estado de origen, te zarandean, te empujan, te llevan, eres su presa, mordiste el anzuelo como el pez más desconcertado del mar...
Ahora, ¿cómo salir? ...
Como muy bien dice mi querido Nietzsche: Estamos más enamorados del deseo que del objeto deseado.
Siempre es bueno tener un flotador donde apoyarse para poder salir.
ResponderEliminarBesos!