Puntos suspensivos...

Una noche más entre la oscura niebla de susurros callados, silencios soñadores, violines destrozados, momentos en un limbo, pupilas hechas añicos, claves de sol nostálgicas y sensibles notas de música adornando nuestro edredón de pasiones incompleto... todo incompleto, todo seguido de unos tristes puntos suspensivos que no logran unirse, que no logran ser uno, y así esperan sin tiempo un cuarto que acompañe su solitaria existencia pero sin la fuerza aún de acabar con esa fuerte dependencia que los hace esclavos de una esperanza, sin lograr reducirse a un solo de momento inconcevible punto y final.


Quizá todo acabó esa noche, malvado el destino o la casualidad que te arrancó de mi vida en la ocasión más especial que jamás pudimos vivir... en la Luna más dorada, en el cielo más oscuro, en el amanecer más bello que jamás mis ojos habían visto. Quizá porque jamás había contemplado aquellos parajes en semejantes manantiales azulados que brotaban de tí hasta desembocar en mí ahogándome sin temor con la fuerza más arrasadora.



Quizá todo acabó esa noche cuando al caer sobre mi cama:


-¿Por qué lloras?
-Esto se acaba, lo pierdo de verdad...
-Nunca lo has tenido.

3 comentarios:

  1. No se puede llorar por haber perdido lo que nunca se ha tenido, claro que esto no es más que una paradoja, en el amor, se llora por todo, por lo tenido, por lo perdido, por lo deseado, por lo que no se desea...

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  2. El amor es así, a veces creemos tenerlo todo y tan fuertemente atado a nosotros, pero un día nos damos cuenta que sólo ha sido un leve roce...

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  3. Pues yo creo que, a veces, sí, lo que más puede doler es "haber perdido" aquello que nunca tuvimos. Como en la Lucía de Serrat "no hay nada mas bello que lo que nunca he tenido, nada más amado que lo que perdí, perdóname si hoy busco en la arena..."

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