Nada.

Es sorprendente el entendimiento. Pasamos por el mismo camino todos los días, sin cambiar un ápice el recorrido. Tenemos delante todo lo necesario. Delante mismo. Sin más. Y no lo vemos.

Todo sigue con total normalidad, nada cambia, todo a la vez, todo cambia, y todo sigue igual. El resultado a la ecuación no varía. Sin embargo, un día lo entiendes. Sin que haya cambiado nada, todo sigue igual. Nada parece haberte hecho despertar de tu letargo y sin embargo, despiertas.

Despiertas y no hay nada alrededor, ¿sabes?, no hay nada. La soledad más infinita acompañada de la triste desesperanza surge de entre los rincones. No hay nada. No pasa nada. "Es lo que hay", gritan voces ajenas que te hastían con su ya asumida y abominable resignación. Ai, tú querías cambiar el mundo, tu mundo. Tú querías... querer sin más, querer sin motivo. Te enamoraste del deseo y te mostró su peor cara. Es lo que hay, ¿no?.

Te das cuenta de lo sola que estás ahora. De lo sola que has estado siempre. ¿Te sorprende? Tejiste un red aparentemente grandiosa al igual que vacía. No presenciaste grandes discusiones porque simplemente no había sobre qué discutir. Lo aparente sólo se mantiene por un tiempo, lás máscaras se caen. La falsedad rezuma un hedor insoportable. Y bajo eso, no hay nada. Nada.


Es como haberte avisado de que no abras una puerta que se encuentra sellada por el tiempo hace siglos. Una puerta que sabes prohibida. De la que siempre has oido que no debes abrir porque no hay nada en su interior. Pero a tí esa excusa te parece que oculta el mayor de los misterios, como no. Yo la he abierto. No había nada.




Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.

Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!»
Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!»
Ahora sé que la nada lo era todo.
y todo era ceniza de la nada.

No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)

Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.

José Hierro.

2 comentarios:

  1. Me hace daño leerlo, porque yo estoy en esa nada, pasándolo muy mal, y he caído, y he acabado, por fin, después de dos largos años.
    Publiqué hace tiempo este gran poema de Hierro, cuando ya me encontraba en esa nada, creo que siempre he estado ahí, espero encontrar el todo, por algo me llamo Esperanza.
    Me alegra cuando escribes, me gusta mucho cómo lo haces.
    Saludos

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  2. Gracias calma, tus palabras me alegran. Eso mismo espero yo al fin...

    Un beso.

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